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Desde la irrupción de Marcel Duchamp y su célebre concepto del ready-made, los objetos cotidianos han dejado de ser meros elementos utilitarios para convertirse en vehículos de significado artístico. La apropiación de estos objetos en el contexto del arte contemporáneo es un fenómeno global que también ha encontrado eco en Colombia, donde diversos artistas han reinterpretado este enfoque para reflexionar sobre cuestiones estéticas, políticas y sociales.
En Colombia, a partir de las décadas de los 60 y 70, se empieza a notar un giro hacia prácticas artísticas que toman el objeto cotidiano como núcleo conceptual. La obra de artistas como Feliza Bursztyn o Antonio Caro se nutre de la descontextualización y resignificación de elementos comunes, dándoles una nueva lectura crítica. Esta tendencia ha evolucionado hasta el presente, donde los objetos sencillos se convierten en portadores de múltiples lecturas semióticas. Como apunta la propuesta curatorial, estos objetos no solo actúan como soportes estéticos, sino que también operan como catalizadores de discursos sociopolíticos y culturales, resignificando tanto el espacio expositivo como el objeto mismo.
Los artistas contemporáneos colombianos abordan el objeto desde diversas perspectivas. Algunos se enfocan en su materialidad, utilizando su simplicidad como medio para generar nuevas interpretaciones y cuestionamientos conceptuales. En otros casos, el objeto actúa como metáfora crítica de situaciones socioeconómicas o políticas del país, desafiando la percepción del espectador y el rol del arte en la sociedad. Esta práctica dialoga con la tradición duchampiana, al cuestionar la naturaleza del arte y la relación entre objeto y significado, pero se adapta a las problemáticas locales de Colombia, como la desigualdad, la violencia o la memoria histórica.
En última instancia, la apropiación del objeto en el arte colombiano no se limita a la simple intervención formal, sino que crea puentes entre lo cotidiano y lo simbólico, enriqueciendo el discurso estético con referencias a la realidad nacional. Esta dinámica permite a los artistas generar espacios para la crítica, el diálogo y la reflexión desde la ambigüedad y la pluralidad que los objetos pueden contener, revitalizando su rol en la configuración del arte contemporáneo global y local.
Luis Fernando Bautista
Curador
Artistas participantes: Aliosha Aracil Bullón (Cuba), Ana María Devís (Ibagué,1968), Mariana Varela (Ibagué,1947), Camilo Gutiérrez (Fusagasugá, 1992), Daniel Arsham (Cleveland, Ohio - Estados Unidos 1980), Adrián Montenegro (Pasto,1986), Sebastián Trujillo Laverde (Bogotá,1997), Osvaldo Rocha (Bogotá,1980), Laura Troncoso (Ibagué,1991), Pedro Tyler (Montevideo - Uruguay,1975), Márgareth Bonilla (Ibagué,1952), John Jairo Castro (Purificación,1977), Cristhian Moreno (Ibagué,1991), Jader Cruz Valderrama (Ibagué,1992), Lidia Ariza (Ibagué,1999), Juan Carlos Jiménez (Pasto,1983), León de Jesús Pereañez (Medellín,1956 - Ibagué, 2016), Mario Rodríguez (Ibagué,1989), Joana Saavedra (Ibagué,1991), José Antonio Caro (Bogotá,1950 - 2021) y Andrés Camilo Rodríguez Ibarra (Prado, 1997).