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En noviembre de 2022, la UNESCO declaró como patrimonio inmaterial de la humanidad los saberes ancestrales de los pueblos indígenas Kogui, Arawak, Wiwa y Kankuamo, de la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que incluye su cosmogonía, la cual representa el saber ancestral de los hermanos mayores; que enseña el debido equilibrio entre el hombre y la madre naturaleza.
Pese a esto, la Sierra Nevada y la comunidad Kogui continúan amenazadas por distintas problemáticas: en los últimos años ha incrementado considerablemente el asesinato de líderes indígenas en la zona, sus territorios han sido usurpados por las empresas privadas y la hotelería ilegal, y los miembros de la comunidad presentan una muy elevada y riesgosa tasa de alcoholismo. La pérdida de sus montes sagrados empezó en los años setenta, con el cultivo ilícito de la mariguana, problemática que se acrecentó considerablemente en los años ochenta, cuando se dio una masiva producción del estupefaciente conocido como cocaína. Durante estas cinco últimas décadas, a sus territorios han llegado diferentes grupos armados y agentes involucrados con el narcotráfico en la región, lo cual ha causado innumerables pérdidas humanas, como consecuencia de la violencia, así como una enorme pérdida de los invaluables territorios sagrados y saberes ancestrales que estos pueblos originarios han resguardado durante siglos.
Por otro lado, es interesante percibir cómo, en paralelo a esta violencia, la vida cotidiana de las comunidades Kogui y Arahuaco han sido permeadas por las tecnologías (dispositivos móviles, redes sociales, aplicaciones), las cuáles han entrado en un complejo diálogo con su sistema de creencias o incluso lo han modificado. Esta irrupción tecnológica ha hecho, por ejemplo, que los adolescentes idealicen estereotipos mediáticos ajenos a su entorno natural y que generen un deseo por el consumo desmedido de imágenes electrónicas, las cuales hasta hace muy poco tiempo no eran una prioridad en sus vidas cotidianas. El uso de estas tecnologías está transformando e hibridando de forma visible su sistema de creencias, alterando, en cierta medida, aspectos de su cosmogonía y creando nuevas formas auto representación. Así pues, es frecuente ver entre ellos el uso de aplicaciones como “Merlin Bird ID” o “Night Sky” en sus celulares, para confirmar-reconocer el nombre de las aves a partir de sus cantos o tener una relación táctil con los astros que configuran las constelaciones.
IALUNA es un proyecto que integra las palabras Aluna (diosa y ser trascendental de la cosmogonía kogui, desde la cual se ha creado lo que existe, y que en su idioma significa “pensamiento” u “océano”), con la sigla I.A. (Inteligencia Artificial). Un nombre híbrido (nuevas formas de sincretismo) que pretende señalar este complejo diálogo. Un diálogo imprevisible, dadas las dimensiones múltiples que surgen de los cruces entre algunos elementos ancestrales de estas culturas, con aspectos sustantivos de la disrupción tecnológica, y sus posibles reverberaciones al largo plazo en este mundo mediado por la pantalla digital.
La serie fotográfica ha sido realizada paulatina e intermitentemente durante varias e intensivas incursiones al interior de las comunidades, desde el año 2019, en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Pensando en esa impresión que en un principio me causaba ver los rostros hipnotizados de los niños al ser iluminados por las pantallas de sus dispositivos móviles en medio de la oscuridad nocturna de la sierra, donde la electricidad y el alumbrado escasean, estas imágenes me introdujeron a exploraciones sobre el acto fotográfico mismo, que modela a los cuerpos y las entidades a partir de la luz.
A partir de esa primera serie fotográfica, empecé a imaginar un modo de integrar algunos de los elementos culturales de esta comunidad: por un lado, los usos rituales de la hoja de coca (jayo, en lengua kogui). La hoja de coca es un ser animado y constituye un pilar fundamental de su cosmovisión, y es vital para los rituales y trabajos espirituales; cuenta con altos componentes medicinales y sanadores, muy en contraposición a la estigmatización y violencia asociada alrededor del estupefaciente que de esta planta procede; la cocaína. Por otro, la importancia del tejido (goné). El tejido es para los kogui una imagen del mundo cosmogónico; el telar ejemplifica los cuatro puntos cardinales de sus centros ceremoniales, y los pone en diálogo con Serankua, el dios de la creación. De este modo, tejer es una acción que se ejecuta desde el pensamiento, y por medio de ella se materializan las construcciones de arquitectura liviana, las vestiduras y las mochilas, y se entrelazan las afectividades de la comunidad.
Opté entonces por dejar la impronta de las imágenes con la técnica de la clorotipia: proceso fotosensible totalmente natural, en el cual, por medio de la oxidación vegetal de la clorofila en las plantas, se puede revelar una imagen en la superficie de las mismas. Para cada imagen se tejió con hoja de jayo una superficie en forma de mándala, posteriormente se dispuso, sobre esta suerte de tejido, una matriz fotográfica obtenida previamente con un dispositivo digital. Esta matriz, prensada sobre dos vidrios, era expuesta posteriormente a los rayos ultravioleta por un tiempo aproximado de tres días, en los que simplemente reposaban al sol. Este proceso logra transferir sobre las hojas de coca la imagen sintetizada. Para concluir, las imágenes vegetales fueron re-fotografiadas e impresas sobre una superficie metálica de aluminio; permitiendo la conservación prolongada de estas sensibles huellas lumínicas.
Además de estas imágenes, inicialmente analógicas y capturadas con la cámara fotográfica, otras e-imágenes que las complementan han sido producidas sin hacer uso del dispositivo fotográfico: se trata de representaciones digitales, infografías, o “foto-síntesis” creadas a partir de palabras simbólicas, haciendo uso de un programa de inteligencia artificial (Dall-E). Las palabras o frases (prompts) utilizadas para crear las imágenes sintéticas fueron extraídas de los mitos y leyendas que constituyen la cosmogonía kogui. Esto con el fin de hibridar en una sola imagen la trascendencia espiritual de la hoja de coca y la tradición oral que ha sobrevivido a través del tiempo en los pueblos originarios de la Sierra Nevada. Las imágenes “foto-síntesis” obtenidas con la inteligencia artificial y la hoja de jayo buscan preservar la imaginería kogui, amplificando el conocimiento cosmogónico y ancestral de los hermanos mayores.
El concepto de "Pagamento" en la comunidad Kogui desempeña un papel fundamental en su sistema de creencias, y su significado va mucho más allá de un simple intercambio material. Este acto sagrado se erige sobre el respeto y la gratitud hacia la naturaleza, reconociéndola como la madre proveedora de todas las bendiciones recibidas. En el pagamento yace un intercambio energético que busca el equilibrio y la armonía con el entorno. A través de ofrendas y rituales simbólicos, los Kogui buscan no solo mantener ese equilibrio, sino también reflejar su profunda conexión espiritual con su divinidad Aluna. Su propósito primordial es preservar y proteger el medio ambiente que los rodea. Estas ceremonias se llevan a cabo en lugares sagrados como lagunas, ríos y el océano. Las ofrendas entregadas en el pagamento son elementos de profundo valor espiritual, como hojas de hajo, conchas de mar, frutas, tejidos artesanales, pelo humano, uñas y otros elementos, dependiendo de la intención del ritual. Cada uno de estos objetos simbolizan la reciprocidad y el equilibrio que existe entre la comunidad Kogui y el medio ambiente, asegurando un perfecto equilibrio del sistema natural.
La obra IAluna presenta una serie de fotografías impresas en lienzos dorados, estas imágenes llevan consigo un profundo simbolismo sobre la extracción del oro en la Sierra Nevada de Santa Marta y subraya la importancia de cuidar el tesoro que representan las nuevas generaciones de jóvenes Kogui. Para los Hermanos Mayores, el oro no ostenta el mismo valor material o económico que se le atribuye en otras culturas; en cambio, su importancia radica primordialmente en su dimensión espiritual. Los Kogui conciben que el oro, al ser el metal que refleja la luz de manera más rápida, simboliza una conexión directa con la divinidad y las fuerzas espirituales que ordenan el mundo natural; funcionando como dispositivo de comunicación y canalizador con Aluna y Serankua, sus principales deidades metafísicas. Tras siglos de extracción de oro en la Sierra Nevada, a raíz de procesos colonización, guaquería y explotación indiscriminada, esta serie dorada busca generar una profunda reflexión sobre el auténtico tesoro alojado en el corazón de la tierra. La nueva generación de jaguares, los jóvenes Kogui, custodian en sus corazones el conocimiento cosmogónico que se ha transmitido durante siglos a través de la sabiduría indígena; este conocimiento, más que cualquier metal precioso, representa el verdadero tesoro inmaterial de este territorio sagrado.
Los hermanos mayores tienen un propósito vital en la Sierra Nevada de Santa Marta, que constituye su piedra angular en el mundo terrenal. Este llamado fue encomendado por su mayor deidad, Aluna. Consiste en la ardua pero bella tarea de recordar a sus hermanos menores (el hombre blanco) la vital importancia de cuidar y preservar los recursos naturales. Sus enseñanzas de pagamento y protección espiritual nos recuerdan que el sistema ecológico está en riesgo de perder su balance y equilibrio. Estas imágenes pretenden continuar amplificando y expandiendo el mensaje divino de los jaguares, protectores del corazón de la tierra; quienes solicitan amorosamente respetar, cuidar y proteger a la gran madre naturaleza, preservando el legado inmaterial que atesoran los corazones del pueblo indígena de nuestro territorio.
JAVIER VANEGAS